Una noche de verano
( estaba abierto el balcón)
y la puerta de mi casa.
La muerte en mi casa entró.
Se fue acercando a su lecho,
- ni siquiera me miró-.
Con unos dedos muy finos,
algo muy tenue rompió.
Silenciosa y sin mirarme,
la muerte otra vez paso,
delante de mi ¿ Que has hecho ?.
la muerte no respondió.
Mi niña quedo tranquila,
dolido mi corazón.
¡Hay, lo que la muerte ha roto,
era un hilo entre las dos.
Autor : Encarnación Garrigós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario