sábado, 21 de septiembre de 2013

HOY



Hoy ha amanecido lloviendo, una lluvia débil, forzada, solo de vez en cuanto intenta arrancar con fuerza, dura poco y vuelve al ritmo monótono que desde muy temprano nos viene acompañando. Me asomo al balcón que da a la pequeña plaza, de momento pasan dos personas con sus paraguas extendidos para res guardarse de la pertinaz llovizna. La mañana silenciosa deja oír el choque de algunas gotas contra las hojas de los naranjos plantados en la plaza, un pequeño gatito, sentado sobre sus patas traseras, se resguarda de la lluvia bajo uno de estos arboles.
El día sigue nublado, tiene pintas de que así va a ser la tónica. Al fondo distingo el bonito jardín árabe español y por donde suelo pasear casi todos los días muy de mañana. Me conozco de memoria este pequeño jardín. Dividido en pequeñas parcelas  se mezclan los rosales con otros tipos de flores de los mas variados colores y aromas. Predomina  el  jazmín, el rosal, galán de noche y el cilindro entre otros, mezclando vivos aromas a la caída de la tarde. Cruza el jardín una singular acequia que riega con generosidad este frondoso lugar. Los arboles frutales se mezclan con las plantas de adorno, hay naranjos de distintas variedades, membrillos, parras,limones, cerezos, laurel y sobre todo altivas palmeras datileras, algunas tan altas que parecen jugar con las nubes que pasan.
Grandes y añosos arboles dan sombra y cobijo a innumerables y pequeñas especies de aves que nos regalan sus agradables cantos. Sus estrechos paseos invitan a caminar sin prisas, llenar los ojos de sus pequeñas maravillas, los pulmones de sus deliciosos aromas y el resto de los sentidos de todo cuanto acontece alrededor.
Me sacan de mi embeleso el sonido de las campanas que llaman a Misa desde la torre de la iglesia  del convento de las Madres Agustinas, y, cuya fachada da a esta pequeña plaza. Regalados mis sentidos con mis propias pensamientos me retiro del balcón y prepararme para salir y dar mi paseo matinal a pesar de la lluvia, regalo del cielo.