domingo, 12 de septiembre de 2010

TUS SANDALIAS

Miro tus sandalias
de Padre Benedictino,
que muestran, sin sonrojo,
tus pies a todo Santo vecino.
¡ Hay tus pies ! Pasa igual con la cara,
que no todos son medidos,
por estrecha y larga vara
y tratemos de ocultarlos
con gestos muy comedidos.
Tus pies si que me gustan,
me perturban si los miro,
los dedos tan diminutos,
a tus sandalias se ajustan
y me enloquecen y admiro.
Dejo de mirar tus pies
y me concentro en tu cara
y pienso:
¡ Que maravilla hizo Dios
de la cabeza a los pies
cuando creo esta mujer !



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