sábado, 23 de enero de 2010

CENIZAS

Cenizas quedaron solo
de aquella grandiosa hoguera.
Ahora es solo un rescoldo,
antaño fue mi ceguera.

El viento las arrastró,
de ellas no quedó nada
y, el Tiempo demostró,
que lo que no se cuida se acaba.

Mi Alma embelesada,
no escuchó la razón.
Avivando la luz dorada
que partió del corazón.

Fueron fuerzas tan poderosas,
las que apagaron la hoguera
de luces tan luminosas,
que se curó mi ceguera
y, despertase mi Alma
del embeleso encallada,
con tal firmeza y calma,
que sin gritos muy callada,
ayudó a apagar la llama,
a esparcir las cenizas
hasta quedarse sin nada.

Ya escuché la razón.
Ya no hay hoguera grandiosa.
Ya no siente el corazón.
Ya la vida es poca cosa.



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