porque el dolor ya me ahogaba,
y, fue tan grande mi alivio
al oir tu voz amada,
que la dicha me embargaba.
No me castigues mi vida,
que ya es castigo el no verte,
y de no oirte se deriva,
el morir por mas quererte.
El amarte es mi tormento,
pero yo te amo tanto,
que prefiero este tormento,
a amor no tener tanto..
Es tan sublime mi dicha,
al poder amarte siempre,
que considero desdicha,
al que amores no tuviere.